ANTICONSTITUCIONALIZACIONALMENTE ESTUPIDO

Si estas buscando una web y por equivocación pulsas la página 10 de resultados del google, entrando aquí, entonces es que este es tu sitio. El destino, tu atrofia muscular en las manos o la pura o puta mala o buena suerte han dado con tus huesos en este "usted está aquí" y sabes de sobra, aunque no logras expresarlo con palabras, que contra eso no se puede bregar, así es que es mejor que te dejes llevar. A lo mejor sacas algo en claro, aunque sólo sea el no sacarlo.

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Lugar: Spain

martes, septiembre 27, 2005

EL ESCUCHADO


Existen distintos tipos de profesores, se podría decir incluso que hay 8 o 9 profesores en todo el mundo que se han repartido todo el alumnado del ultimo siglo. Ponte a compararlos con los que tuvo algún amigo de otro colegio y te darás cuenta de que coinciden demasiadas cosas como para ser fruto de la casualidad; está claro que forman algún tipo de clan secreto en la sombra desde hace mucho tiempo. Estoy convencido, de hecho, de que sólo se les puede derrotar cortándoles la cabeza, porque esa es otra, ¿alguien, por el amor de dios, sabe decir la edad que tienen sus profesores? ¿no te has cruzado últimamente con algún viejo profesor de EGB que ya era viejísimo cuando te dio clase a ti hace 15 años, pero que sin embargo parece estar “sufriendo” un proceso de envejecimiento inverso?

En fin, que está el típico profesor bonachón que intenta solucionar todo por la vía del dialogo (siempre quiso ser político pero he dicho que es el “típico bonachón”) por miedo a posibles represalias psicológicas de los alumnos.- Por favor, Pepito, yo creo que si ambos colaboramos como personas que somos y hablamos pacíficamente, podrías dejar de tirar las mesas y las sillas por la ventana. Claro, que esta misma raza de profesor se convierte en la universidad en el más traicionero porque hace que te confíes y a la hora de recibir las notas te cae un inesperado suspenso que duele evidentemente mucho más que el esperado y pasa a convertirse en el profesor hijodeputa, pero claro, él sabe que no irás a clase el año que viene porque pasas de ir a una asignatura maría por segunda vez y que por lo tanto no podrás tomar represalias psicológicas ni tirar muebles por la ventana, se ha vuelto astuto el hijodeputa.

Luego está el guay, que suele aparentar unos treinta años y da las clases andando de aquí para allá y declarando constantemente su intención de que todo el mundo participe porque ésta, su clase, es una clase abierta y liberal donde uno puede decir lo que quiera (siempre que concuerde con lo que el piense y no deje entrever que no sabe nada sobre nada). Las troncas de la clase están flipadas con él (cada año se tira a dos o tres) y él piensa que sus bromas son de lo más cachondas (a pesar de que repita las mismas que el anterior año) y que sus anécdotas de cuando estuvo en algún exótico país le hacen un sofisticado cultureta. Ah, y claro, si alguna vez se sienta, lo hará en alguna mesa. Pero nunca en la silla del profesor.

Suele existir también el desengañado o renegado, que en la primera clase ya pierde todo el público que pudiese tener con frases como “esto es lo mismo que hay en el libro” o “está todo en fotocopiadora” .Suele tener el tono cansino y bajo y sus clases son de lo mas soporíferas. En otro tiempo, cuando tenía pelo fue de los profesores guay, pero perdió fuerza. Además no tienes muchas posibilidades de encontrarle en su despacho a las horas de tutoría ni en clase a las horas de clase (lógico, cuando la asistencia no supera las 5 personas, cuatro de ellas que pensaban que tocaba estadística y su mujer, que va para animarle de vez en cuando)

No podía faltar la profesora buenorra, que en realidad no lo es tanto, pero uno siempre se agarra a un clavo ardiendo para distraerse como sea. Además es a la única clase a la que sueles ir y conoces su anatomía como si, ojalá, durmieses con ella. Suele dar alguna asignatura estúpida y poco útil pero el porcentaje de aprobados es bueno. De hecho, lo compruebas más tarde, solo han suspendido los tíos que tuvieron la desgracia de sentarse muy cerca de ella en el examen, a la altura del escote para ser mas concreto.

Que decir del profesor deforme. Tuvo algún aparatoso accidente en carretera o arrastra alguna deformidad congénita pero aún así conserva un heróico y estúpido orgullo que le impide darse de baja y cobrar por minusvalía una apetitosa retribución. Siempre anda provocando, a la caza de cualquier desliz de un alumno al respecto de su defecto para poder soltar toda su furia sobre él.

La cuarentona soltera y amargada, el del aliento a vinarro y otros personajes a los que nos pasamos la vida escuchando son los principales culpables del descenso de afluencia al circo. Aún así nada te prepara para ver a unos cuantos de ellos saliendo juntos por la noche. La poca ingenuidad e inocencia que conservabas queda entonces brutalmnete fulminada. Lo sé, acabas de visualizar algún lamentable episodio al respecto…de verdad que lo siento. Pero míralo por el lado bueno, siempre podrás decir que lograste superar una asignatura dada por uno de estos engendros, y ellos tendrán que superarla año tras año hasta el día de su jubilación.

JASAS

miércoles, septiembre 14, 2005

DE PEQUEÑO QUERÍA SER BARRENDERO



La verdad es que si tengo que poner en una balanza el peor y mas aburrido de los años como estudiante que se pueda vivir y lo que se supone que me ha de sobrevenir en no mucho tiempo como trabajador derrengado, prefiero mil veces lo primero…este razonamiento ya me trae cierto pestiño a deja vu en el blog. Me quedaría toda la vida llevando la estúpida e improductiva vida que he llevado estos ultimos años, ya sabeis, del mal, el menos; datos recopilatorios como haber tenido el honor de asistir a más de treinta casas diferentes de fiesta me acongojan y me dan que pensar…apenas me imagino ya haciendo otra cosa o viviendo de otra manera…
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DE PEQUEÑO QUERÍA SER BARRENDERO

La vocación, señores; eso es lo más cercano a aparecérsele a uno la virgen, a más no se aspira. Puedes llevar en la sangre el gusto por el arte, tal vez tus genes te inciten a ayudar a los necesitados o quizás te veas impulsado por naturaleza a violar y delinquir. Pero, ay!, amargo destino, si tal don no te ha sido concedido, si el Espíritu Santo no ha penetrado en ti en un momento de luminosa inspiración. A partir de esa encrucijada de caminos en que te toca ir a izquierdas notarás un curioso peso en tus hombros, condenado a mascullar sin motivo alguno frases tales como “que suerte tienen algunos!” cada poco para ir soltando lastre mientras recoges más. Y por alguna extraña razón te vas relamiendo de gusto al ver que se compadecen de ti, lo ves en la cara de todos, lo necesitas y lo pides en silencio, aquí llega: “- pobre hombre..” y respiras tranquilo y lo agradeces en secreto, con un toque perverso. La desdicha te excita, te enciende y la acabas idolatrando, tanto, que esquivas el éxito, voluntaria o inconscientemente, le temes, porque no le conoces y no quieres que te lo presenten. El triunfo constante lleva a la dejadez y la vagancia!, te dices a ti mismo con tono de madre que aconseja moviendo el dedo.
Así es como te concentras y pones todo tu empeño en sacarte el título de “que remedio” y te dejas el hígado en tratar de firmar contratos de trabajo de “toma mi culo y que te aproveche”. Y de tanto darte con cantos de diversos tamaños y formas en los dientes adquieres disciplina y te vuelves sumiso, que es lo que te pone. Deseas con ansia que te llegue el “no me quejo, con esto tengo para vivir”mensual. Al fin y al cabo no trabajas por la tarde, lo que significa que has firmado un contrato de trabajo de “vida a media jornada”. Aprovechas tal contubernio para el pincho y la caña en el bar de enfrente, lo que en términos globales significa que trabajas para el camarero, quien carece de títulos de “que remedio” pero es experto en oficios de “me saco unas pelas sirviendo copas mientras estudio”
Ahora bien, a mi eso no me afecta, yo si he sido bendecido por los dioses. Escuchad: “diplomado en empresariales”, no suena bien?, repetidlo en alto, a que embelesa? entrecierro los ojos cada vez que lo digo y lo imagino esculpido en letras grandes y blancas como el Hollywood de Los Angeles. Mi vocación, mi sueño, empresarialista, digo empresario…eso es, empresario, seré empresario, con mi empresa flotante en la que venderé aire a cambio de nada para poder comer bocadillos imaginarios y beber agua en vasos hechos con folios. Una nube mi hogar y granadas de mano fabricadas con papel como defensa ante posibles ataques de envidiosos descarriados.

JASAS

jueves, septiembre 01, 2005

AQUIESCENCIA DE PERNOCTANCIA

Un breve inciso (nunca mejor dicho) que viene a colación de mis correrías pizpiretas y bolichadoras y que esta basado en hechos reales, eso si, un tanto inconexos y adheridos con pinzas. Yo me tullo, tu te tulles, el se tulle.

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AQUIESCENCIA DE PERNOCTANCIA

La noche ya había caído, cubriendo el cielo con sus enormes y agrietadas alas, y una luna amarillenta, enfermiza y llena se asomaba precavidamente entre jirones de vaporosas nubes como una vulgar ratera a la espera de una víctima desprevenida. El quejumbroso ulular del viento acariciaba seductoramente una ya ajada hoja de árbol que aguardaba el otoñal día en que, viendo como sus compañeras se despeñaban inertes, abandonase este mundo antes que encontrarse en soledad.
Como tantas otras veces a esas mismas horas, me encontraba paseando entre adoquines deslabazados, iracundos borrachos y prostitutas de lujo de la posguerra y de saldo en la actualidad. La copa de coñac me había dejado un regusto amargo y mi aliento podría fácilmente haber salido de la boca del mismísimo Lucifer en un mal día, pero me sentía henchido de energía. Podría haber donado un pulmón, un riñón e incluso el jodido corazón y aún me hubiese sobrado fuerza suficiente como para traer de entre los muertos a Rocky Marciano y arrebatarle el título del mundo por K.O. técnico en el primer asalto. No era esta una sensación nueva para mi; llegaba al cénit cada noche, y cada noche acababa por apagarme, como se apaga una bengala que arde con furia durante unos segundos para protestar por su corta vida. El problema es que ocurría antes de que tuviese ocasión de aprovecharlo…pero lo notaba, esta vez iba a ser diferente, en esta ocasión demostraría a mi pequeño mundo, el único, que estaba esculpido en piedra.
Apareció de la nada, sin un chasquido de dedos, sin humo alrededor y sin ninguna maliciosa carcajada. Dos témpanos de hielo donde los ojos, una cicatriz de dos trayectorias en forma de V surcando la mejilla izquierda y una boca torcida sonriendo en cuarto creciente. Doscientos centímetros de humanidad negro azabache me contemplaban a la espera del pistoletazo de salida para hacer del fango mi comida favorita. En cualquier otro momento tal visión habría hecho que mis blasfemias enviasen a unas cuantas putas a su casa con mis excrementos encima pero ahora daba gracias a todos los dioses en los que no creía por traerme este regalo o no interponerse en el envío. Fue una lucha encarnizada, eran dos espíritus tribales los que se enfrentaban más que dos seres humanos. El baile frenético de brazos y piernas formaba curiosas sombras chinescas a la luz tenue de las farolas, únicas espectadoras de excepción del distinguido y febril duelo. Cada movimiento rasgaba el aire y provocaba un sonido sordo que rompía un silencio fúnebre. Las gotas de sudor libraban su particular combate con la piel por la que se deslizaban hasta formar hediondos charcos salinos en el suelo. Yo era más rápido pero uno solo de sus golpes podía adjudicarme la unción de los enfermos si llegaba a impactarme. Notaba como el cansancio fluía por todos los recovecos de mi cuerpo, que continuaba fintando y contorsionándose por la mera fuerza de la inercia. Ahora comprendía la desencajada y pavorosa cara de las marionetas cuando sus dueños les metían la mano por el culo para que pudiesen moverse. Tenía ante mi la oportunidad de convertirme en uno de esos héroes anónimos que pasan a formar parte de leyendas urbanas, idolatrado por débiles y respetado por poderosos. Estaba tan cerca el triunfo que casi notaba como se formaban callos en las yemas de mis dedos al rozar deslumbrado su incandescente halo…y en el momento álgido, un gran instante de una pequeña eternidad, cuando las campanas del infierno deberían haber doblado para recibir a un nuevo huésped, tal como llegó en la espesura de la noche, así se diluyó en la claridad del alba, y un pequeño reguero sanguinolento, entrecortado, casi rítmico, brotó con limpieza quirúrgica de mi ceja derecha, formando en el suelo la imagen ondulante de un rostro que jadeaba exhausto y confuso al son adormecedor de los pequeños camiones de la limpieza que recorren cada día las calles de la ciudad.

JASAS