EL ESCUCHADO
Existen distintos tipos de profesores, se podría decir incluso que hay 8 o 9 profesores en todo el mundo que se han repartido todo el alumnado del ultimo siglo. Ponte a compararlos con los que tuvo algún amigo de otro colegio y te darás cuenta de que coinciden demasiadas cosas como para ser fruto de la casualidad; está claro que forman algún tipo de clan secreto en la sombra desde hace mucho tiempo. Estoy convencido, de hecho, de que sólo se les puede derrotar cortándoles la cabeza, porque esa es otra, ¿alguien, por el amor de dios, sabe decir la edad que tienen sus profesores? ¿no te has cruzado últimamente con algún viejo profesor de EGB que ya era viejísimo cuando te dio clase a ti hace 15 años, pero que sin embargo parece estar “sufriendo” un proceso de envejecimiento inverso?
En fin, que está el típico profesor bonachón que intenta solucionar todo por la vía del dialogo (siempre quiso ser político pero he dicho que es el “típico bonachón”) por miedo a posibles represalias psicológicas de los alumnos.- Por favor, Pepito, yo creo que si ambos colaboramos como personas que somos y hablamos pacíficamente, podrías dejar de tirar las mesas y las sillas por la ventana. Claro, que esta misma raza de profesor se convierte en la universidad en el más traicionero porque hace que te confíes y a la hora de recibir las notas te cae un inesperado suspenso que duele evidentemente mucho más que el esperado y pasa a convertirse en el profesor hijodeputa, pero claro, él sabe que no irás a clase el año que viene porque pasas de ir a una asignatura maría por segunda vez y que por lo tanto no podrás tomar represalias psicológicas ni tirar muebles por la ventana, se ha vuelto astuto el hijodeputa.
Luego está el guay, que suele aparentar unos treinta años y da las clases andando de aquí para allá y declarando constantemente su intención de que todo el mundo participe porque ésta, su clase, es una clase abierta y liberal donde uno puede decir lo que quiera (siempre que concuerde con lo que el piense y no deje entrever que no sabe nada sobre nada). Las troncas de la clase están flipadas con él (cada año se tira a dos o tres) y él piensa que sus bromas son de lo más cachondas (a pesar de que repita las mismas que el anterior año) y que sus anécdotas de cuando estuvo en algún exótico país le hacen un sofisticado cultureta. Ah, y claro, si alguna vez se sienta, lo hará en alguna mesa. Pero nunca en la silla del profesor.
Suele existir también el desengañado o renegado, que en la primera clase ya pierde todo el público que pudiese tener con frases como “esto es lo mismo que hay en el libro” o “está todo en fotocopiadora” .Suele tener el tono cansino y bajo y sus clases son de lo mas soporíferas. En otro tiempo, cuando tenía pelo fue de los profesores guay, pero perdió fuerza. Además no tienes muchas posibilidades de encontrarle en su despacho a las horas de tutoría ni en clase a las horas de clase (lógico, cuando la asistencia no supera las 5 personas, cuatro de ellas que pensaban que tocaba estadística y su mujer, que va para animarle de vez en cuando)
No podía faltar la profesora buenorra, que en realidad no lo es tanto, pero uno siempre se agarra a un clavo ardiendo para distraerse como sea. Además es a la única clase a la que sueles ir y conoces su anatomía como si, ojalá, durmieses con ella. Suele dar alguna asignatura estúpida y poco útil pero el porcentaje de aprobados es bueno. De hecho, lo compruebas más tarde, solo han suspendido los tíos que tuvieron la desgracia de sentarse muy cerca de ella en el examen, a la altura del escote para ser mas concreto.
Que decir del profesor deforme. Tuvo algún aparatoso accidente en carretera o arrastra alguna deformidad congénita pero aún así conserva un heróico y estúpido orgullo que le impide darse de baja y cobrar por minusvalía una apetitosa retribución. Siempre anda provocando, a la caza de cualquier desliz de un alumno al respecto de su defecto para poder soltar toda su furia sobre él.
La cuarentona soltera y amargada, el del aliento a vinarro y otros personajes a los que nos pasamos la vida escuchando son los principales culpables del descenso de afluencia al circo. Aún así nada te prepara para ver a unos cuantos de ellos saliendo juntos por la noche. La poca ingenuidad e inocencia que conservabas queda entonces brutalmnete fulminada. Lo sé, acabas de visualizar algún lamentable episodio al respecto…de verdad que lo siento. Pero míralo por el lado bueno, siempre podrás decir que lograste superar una asignatura dada por uno de estos engendros, y ellos tendrán que superarla año tras año hasta el día de su jubilación.
JASAS