ANTICONSTITUCIONALIZACIONALMENTE ESTUPIDO

Si estas buscando una web y por equivocación pulsas la página 10 de resultados del google, entrando aquí, entonces es que este es tu sitio. El destino, tu atrofia muscular en las manos o la pura o puta mala o buena suerte han dado con tus huesos en este "usted está aquí" y sabes de sobra, aunque no logras expresarlo con palabras, que contra eso no se puede bregar, así es que es mejor que te dejes llevar. A lo mejor sacas algo en claro, aunque sólo sea el no sacarlo.

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Lugar: Spain

lunes, mayo 30, 2005

LA DESTRUCCIÓN ES PERFECCIÓN

Bueno, he logrado sobreponerme a mi tullidismo y a mi incipiente retraso mental y he encontrado la opción para que me pueda responder el que quiera y no solo los usuarios registrados. Así podré analizar de una forma más objetiva mi nivel asocial cuando vea que a pesar del cambio nadie escribe, juasjuas. Ale, allá va una nueva reflexión.
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LA DESTRUCCIÓN ES PERFECCIÓN

Habrán oído hablar de la bagatela de la evolución, del paso de ser al paso de ser humano, y de teorías tan efectistas como aquella que narra la historia de una pobre jirafa desahuciada, abocada a la muerte porque no alcanza, con su pequeña estatura, el alimento que pende de los árboles. Encuentra su fin en la inanición, al igual que sus símiles congéneres. Y como sucede que sólo aquellas jirafas con el cuello suficientemente largo sobreviven, no caben en sí de gozo tras el banquete y lo celebran haciendo el amor y teniendo, con orgullo, hijos con el cuello más largo, nietos con un pescuezo descomunal… ¿Quién no ha encontrado alguna vez a su madre escandalizada por la ingesta de un solo litro de cerveza, para ella una auténtica barbarie que rivaliza frontalmente con cualquier atisbo de sobriedad? Pero, sin embargo, deténganse a pensar en la cantidad de alcohol que un joven medio de entre veinte y treinta años es capaz de asimilar antes de que se le vea subyugado ante la inmoralidad y dando tumbos adireccionales. Es esto sin duda, un perfeccionamiento del hombre, una adaptación al medio que el mismo se ha ido creando, y en un espacio relativamente corto de tiempo. Dentro de unas dos generaciones, la fortaleza del organismo para la defensa contra el alcohol se habrá duplicado, y llegar al ocio por esa vía será un proceso tan prolongado que no merecerá la pena llevarlo a cabo, y gradual y definitivamente, drogas más incisivas se harán con la totalidad del divertimento nocturno, encontrándose uno con la situación de no ser capaz de vislumbrar un solo bar, sino más bien farmacias con empleados en bata que ora distribuyen compuestos químicos entre la multitud, ora pinchan música para alegrar los corazones. Ni un solo vaso, ni una sola copa y ninguna cola en los servicios. Este modus operandi se irá agotando, digamos, en el periodo de cuatro o cinco generaciones, porque no olvidemos que el tiempo de adecuación será cada vez menor. Alguna otra, en cualquier caso, sustituirá a estas sustancias, pero las variantes cada vez serán menores y las inmunidades superiores, llegándose finalmente al punto, creo yo que no excesivamente lejano en el tiempo para lo que lleva el hombre en el mundo, en que ya nada afecte al peligroso estado de consciencia continua. Poco a poco los vicios irán desapareciendo por causas de fuerza mayor, porque no habrá modo de caer en ellos, porque no existirán. Y la virtud, hecha del rechazo a ellos, se la llevará entonces el viento. Y así como el perfeccionamiento del cuerpo humano consiste en suprimir el dolor, también consistirá en suprimir el placer, otra forma de dolor. Y como ya no se sentirá y tampoco se padecerá, al fin un nuevo tipo de hombre, el superhombre, habrá nacido, y todo ello gracias a la evolución, pasándose de ser humano a ser. Así es como veo yo que será nuestra extinción, en el sentido metafísico de la palabra; en el sentido meramente físico llegará sin tantos rodeos ni tantas vueltas de hoja, mientras las desgraciadas jirafas, ateridas por el dolor, se lamentan de la muerte de la jirafa de cuello corto, a la vez que intentan en vano alcanzar la comida que les da la vida, que se encuentra a muchos metros por debajo de lo que son capaces de agachar la cabeza.
JASAS